La industria farmacéutica es esencial para la sanidad moderna, pero su huella ambiental se ha vuelto imposible de ignorar. Mientras salva vidas, muchas compañías farmacéuticas contribuyen significativamente a la contaminación, las emisiones y la presión sobre el clima. Hoy, el cambio climático no es solo un problema planetario: es una emergencia de salud pública.
Para servir verdaderamente al bienestar global, el sector debe adoptar prácticas farmacéuticas sostenibles que protejan tanto a las personas como al planeta. Rubió, una empresa española innovadora en terapias especializadas, está liderando ese reto con una estrategia de sostenibilidad medible y basada en la ciencia.
Los medicamentos están diseñados para salvar vidas, pero los procesos detrás de su producción a menudo dañan los ecosistemas. Desde una fabricación intensiva en energía hasta cadenas de suministro complejas, la huella del sector es mayor de lo que muchos imaginan.
La urgencia es clara: el cambio climático propaga enfermedades infecciosas, agrava problemas respiratorios y desestabiliza los sistemas de salud. Por eso, la sostenibilidad ya no es opcional en la industria farmacéutica: es una prioridad moral, médica y estratégica.
Rubió reconoce esta conexión. A través de su campaña #RubióForTheFuture, ha hecho de la sostenibilidad un pilar operativo e integra estos valores en su estrategia, priorizando tanto el impacto ecológico como el bienestar de las personas. Puedes leer nuestra Política Ambiental aquí.
Mucha gente aún se pregunta: “¿Cómo afecta la industria farmacéutica al cambio climático?” La respuesta es clara. El sector farmacéutico es uno de los más intensivos en carbono. Según un estudio publicado en Journal of Cleaner Production, su huella de carbono supera a la de la industria automotriz cuando se mide por emisiones por dólar de ingreso.
• Los procesos de fabricación funcionan 24/7 y requieren calefacción, refrigeración y ventilación intensivas en energía.
• Las cadenas de suministro globales dependen del transporte aéreo y de larga distancia, aumentando las emisiones.
• La logística en frío para medicamentos sensibles (como los biológicos) incrementa el consumo eléctrico.
• El envasado de un solo uso y los residuos químicos generan contaminantes persistentes.
Más allá de las emisiones, el impacto ambiental incluye un uso masivo de agua, residuos materiales elevados y contaminación que supera el perímetro de las plantas de producción.
El enfoque de sostenibilidad de Rubió aborda todas estas dimensiones mediante pensamiento circular, inversión en energías renovables y un uso optimizado de recursos. Actualmente, nuestros paneles fotovoltaicos cubren el 15 % del consumo energético total de la compañía, marcando un avance real hacia un futuro más verde.
Uno de los legados más preocupantes del sector es la contaminación farmacéutica. Tras ser consumidos, muchos medicamentos son excretados o eliminados por el desagüe. Las aguas residuales no están equipadas para filtrar estos compuestos.
• Ecosistemas acuáticos contaminados con residuos de hormonas, antidepresivos y antibióticos.
• Disrupciones endocrinas documentadas en peces y anfibios.
• La resistencia antimicrobiana (RAM) empeora cuando los antibióticos presentes en el agua alimentan bacterias resistentes.
• La eliminación incorrecta de medicamentos caducados por parte de los consumidores provoca contaminación de suelos y aguas a largo plazo.
El impacto ya no es teórico, es medible y visible. Rubió responde con educación sobre eliminación segura, técnicas de fabricación limpia y una participación activa en programas de recogida de residuos farmacéuticos en España.
Como miembro de SIGRE y ECOEMBES, Rubió refuerza su compromiso con la gestión responsable de residuos. En colaboración con nuestro gestor, trabajamos para dar una segunda vida a todos los materiales reutilizables. En la primera mitad de 2025, logramos recuperar 16,7 toneladas.
Para reducir emisiones y contaminación, la innovación farmacéutica debe evolucionar. Por suerte, ya están surgiendo avances en prácticas sostenibles:
• Packaging eco-friendly: sustitución de PVC, uso de envases biodegradables y reducción del embalaje secundario.
• Química verde: rutas de síntesis que minimizan disolventes, reactivos peligrosos y el consumo energético.
• Eficiencia energética: paneles solares, sistemas de recuperación de calor y conversión a iluminación LED.
• Fabricación circular: reutilización de disolventes, reciclaje de agua y conversión de residuos en energía.
Pocas farmacéuticas medianas demuestran la profundidad estratégica en sostenibilidad que ha alcanzado Rubió. Con su iniciativa #RubióForTheFuture, la compañía demuestra que la ambición sostenible no está reservada a los grandes grupos.
• Fuerte compromiso con la energía renovable en todas sus instalaciones productivas, reduciendo la dependencia de fuentes no renovables.
• Programas de formación interna en sostenibilidad y uso responsable de los recursos, fomentando una cultura medioambiental en toda la organización.
Más allá de cumplir con regulaciones, Rubió ha integrado la sostenibilidad en su gobernanza corporativa como una brújula estratégica. Esta responsabilidad forma parte de nuestra cultura.
El cambio climático es una crisis de salud. La contaminación del aire incrementa muertes cardiovasculares, las olas de calor saturan los sistemas de salud y los desastres naturales generan escasez de medicamentos y brotes epidémicos.
La industria farmacéutica debe evolucionar de tratar enfermedades a prevenirlas, mediante sostenibilidad. En 2024, las emisiones globales de gases de efecto invernadero alcanzaron su nivel más alto jamás registrado, lo que intensifica la urgencia de estrategias de salud conscientes del clima.
La industria puede —y debe— apoyar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, especialmente el ODS 3 (Salud y Bienestar) y el ODS 13 (Acción por el Clima). Las empresas que lideren este cambio construirán:
• Cadenas de suministro resilientes
• Procesos de innovación más limpios
• Confianza regulatoria y lealtad del consumidor
El modelo de Rubió es claro: diseñar medicamentos con criterios ecológicos, utilizar energía limpia y actuar con responsabilidad en todo el ciclo de vida del producto.
Fundada en España, Rubió es una empresa farmacéutica familiar con más de cincuenta años de experiencia. Reconocida por su enfoque en áreas terapéuticas especializadas, se distingue por su firme compromiso con la sostenibilidad y la innovación.
Su misión es mejorar la vida de los pacientes a través de tratamientos seguros, de alta calidad y accesibles, asegurando al mismo tiempo que cada paso de su actividad refleje un compromiso ético y ecológico.
Las empresas farmacéuticas tienen un poder inmenso: protegen vidas, combaten enfermedades y lideran el progreso médico. Pero con ese poder viene una gran responsabilidad. El sector debe estar a la altura del reto climático, no mañana, sino hoy.
Rubió, a través de su campaña #RubióForTheFuture, ha demostrado que una “Green Pharma” no es una utopía. Es una realidad alcanzable y escalable cuando ética e innovación se unen.
Desde reducir la huella de carbono hasta evitar la contaminación farmacéutica, el camino está claro: cuidar el planeta como cuidamos de nuestros pacientes.
Las prácticas farmacéuticas sostenibles hacen referencia a métodos que reducen el impacto ambiental a lo largo del ciclo de vida de un medicamento. Incluyen el uso de química verde, envases ecológicos, energías renovables y la minimización de residuos. Empresas como Rubió adoptan estas prácticas para alinear los resultados en salud con el bienestar del planeta.
El packaging farmacéutico eco-friendly utiliza materiales reciclables, envases biodegradables y diseños minimalistas que reducen el desperdicio. Es un componente clave de las prácticas farmacéuticas sostenibles, ya que ayuda a disminuir la huella de carbono y mejora la circularidad en los sistemas de distribución de medicamentos.
Las compañías farmacéuticas pueden reducir su impacto adoptando química verde, invirtiendo en energías renovables, minimizando residuos, optimizando la eficiencia de la cadena de suministro y educando a los consumidores sobre la correcta eliminación de medicamentos. Establecer un código claro de conducta sostenible también impulsa el progreso a largo plazo.
La industria farmacéutica contribuye al cambio climático debido a su alto consumo energético, cadenas de suministro globales y emisiones derivadas de procesos de fabricación. Estudios muestran que su huella de carbono puede superar la del sector automotriz. En Rubió estamos comprometidos con la reducción de emisiones mediante una producción eficiente, incluyendo el uso de tecnología LED que ha reducido el consumo eléctrico.
También utilizamos fuentes de energía renovable, como paneles solares, y aplicamos sistemas avanzados de monitorización logística para medir las emisiones del transporte como parte de nuestra estrategia climática. Además, priorizamos la selección de proveedores bajo criterios ambientales, apoyando una cadena de suministro más responsable y sostenible.
En Rubió controlamos la temperatura de los medicamentos para garantizar su estabilidad. El consumo energético se reduce gracias a la instalación de paneles fotovoltaicos, lo que contribuye a una gestión más eficiente y sostenible de la climatización en nuestras instalaciones.